viernes, 3 de octubre de 2008

Pena de Muerte: ¿Asesinar o un cigarro?

Pena de Muerte: ¿Asesinar o un cigarro?
Acerca de una adaptación postergada
Estaba readaptando un cuento acerca de un asesinato (muy al estilo Alfred Hitchcock) y pensaba en que había momentos en que uno quería deshacerse de cosas y personas indeseables. Comencé a meditar sobre quién me parecería indeseable. Me acordé de algunos “amigos” (que han dicho y hecho cosas a “mis espaldas”), me acordé de un par de conductores de bus, de algún borracho cuando tenía mi bar, de dos o tres cajeros y porteros de banco, de casi todos los operadores de “quejas y reclamos” de todas las empresas de servicios, y, por supuesto, me acordé de por lo menos una ex-novia (o algo parecido). Cuando llegué a este último personaje quise encenderme un cigarrillo pero como “ya no fumo” carecía tanto de encendedor como de tabaco.

Aun así comenzaba a emocionarme con aquella idea de Juan Pablo Castel (El Túnel) de limpiar al mundo de los destiladores de veneno, de los perniciosos y bajos. Él diría que a todo ser así “se lo liquida y se acabó”. Pero el ánimo que crecía en mí con la historia se mezcló con la indignación que hay en el aire tras el asesinato del menor de Chía. Y entonces pensé que hablar en un cuento acerca de las maravillas de asesinar no es un tema muy apropiado por estos días. Ahí me desanimé porque no creí que “pegara” de a mucho una historia de esa índole. Pues, por lo menos ahora.

Sin embargo algo es cierto, la idea de asesinar está en las conversaciones de la mayoría de nuestros padres por estos días... No a nosotros, claro está. O por lo menos creo que sus padres a ustedes no.

Porque aquí entre nos, a veces desconfío de los míos. Creo que ellos han tenido esa intención en su mente desde que comencé a hacer preguntas a los tres años, y luego, cuando llegaban quejas a la oficina de mi papá porque el “zorro chiquito” (así me decían porque el segundo apellido de mi papá es Zorro) le había reventado la nariz a la hija de su jefe en el jardín infantil. Y ni que hablar de esa época para acá. Sí, yo creo que la idea se les ha ocurrido pero esperan a que yo mismo cometa algún error para no tener que ensuciarse las manos. Pero bueno, volvamos a lo que iba diciendo.

Decía que en la mente de muchos de nuestros padres, y en la de algunos de ustedes, está la idea de matar. Sí, aquellos que vieron las nmil opiniones de indignación (palabra que ya ni sé qué significa de tanto que la usaron por estos días) de todos los colombianos y colombianas, reportadas por los medios de comunicación (que también estaban indignados), tras el asesinato de Luis Santiago (que ya lo nombramos con familiaridad* porque nos “tocó en el alma” su caso) se dieron cuenta que la gente quería un castigo severo para los asesinos.

Incluso, la misma madre del tercer implicado (u cómplice) dijo que se debería contemplar la Pena de Muerte. La entiendo, está indignada. Y cómo no, yo, Pablo TMZ, de haber sido padre de ese tipo, como mínimo, le voltearía el “mascadero” (como diría mi tierno papito).

Había gente con carteles, gente que conocía a la familia, gente que ni sabía qué estaba pasando, gente llorando, gente gritando, gente lanzándole piedra a la policía porque no les dejaban coger a los asesinos y “hacer justicia” con sus propias manos, gente, y “harta gente”. De ellos entiendo su embejuque y sus intenciones y palabras. Cualquiera sabe que el parecer (¿o quehacer?) sicológico de las masas es muy “inflamable”. Sin embargo había gente alentando a la turba. Nuestro grandísimo Fiscal (indignado también) pedía la Condena Mayor. Y nuestro querido Vicepresidente (altísimo también) decía que un ser inhumano como ése no “merecía vivir” (hablo del asesino, no del Fiscal). Tras del hecho que los ánimos estaban ya bien encendidos el mismo Vice dice “a ése hay que matarlo”. La verdad, me hubiera gustado ver a nuestra robótica Vicky decirle con su cantadito seudoargentino: “No, no noooo... vicepresidente, eso no es prudente”.

¡A ver... !(¿o haber?, nunca he sabido cómo se escribe)... Ante esta situación hay varios puntos a analizar. O tal vez no tantos. Pero comencemos por el castigo y la pena de muerte.

* [Tal ha sido la familiaridad que le hemos tenido a Luis Santiago que hasta nos enviamos sus fotos por internet. A mi correo llegaron algunas. Son del levantamiento del cadáver. ¡Qué tal el amarillismo tan hijue...! Y no, no las voy a reenviar].


¿Pena de Muerte un Castigo?

Todavía hay muchos países que siguen con este retrogradísimo castigo de la Pena de Muerte que, además de todo, no tiene sentido. Un castigo, entre otras acepciones, significa enmienda, corrección, amonestación y se presupone que debe ser penoso o arduo.

Pues bien, la pena de muerte no es un castigo. Es más bien una salida supremamente fácil que en el mayor de los casos vendría siendo un premio para el “condenado”. Porque si uno pudiera asegurar que el tipo va a sufrir durante su muerte pues hágale. Ahí uno se inclinaría sin dudarlo ante el Código de Hammurabi... “Ojo por ojo”... Que sienta el dolor multiplicado cual si estuviéramos en la época de la Inquisición. Creo incluso que todos estaríamos de acuerdo que para casos como éste lo más apropiado sería la Pena de Muerte con Cortaúñas.

Pero no ve que ahora somos civilizados. Desde el siglo XVIII hasta la Pena de Muerte es “humanitaria”, pues, la legal. No hablo de la que se da en nuestros civilizados montes donde se aplica toda la tecnología que se posee por allá (motosierras y demás). Por eso fue que inventaron la Guillotina, la Silla Eléctrica, la Cámara de Gas y la Inyección Letal... para ser más humanitarios.

Visto de ese modo la Pena de Muerte no tiene sentido. Porque no hay un “castigo real”, es una liberación de la carga que el “culpable” pueda tener (pues, si es que tiene algo de conciencia) ...y ya. Matar al "culpable" no revive al "inocente" y con ello tampoco limpia la culpa ni el dolor de nadie.

Es más, aunque evidentemente en Colombia JAMÁS se aceptaría esta pena, y ni Dios** lo quiera, no quisiera pensar en lo que se sentiría tras haber enjuiciado a "Pena de Muerte" a alguien y que una vez ejecutado se descubriera que éste había sido inocente. Pues, ha pasado en otros países y en el nuestro sería mucho más fácil llegar el error.

Por otro lado legalizarla abogaría en beneficio de los actos de algunos por ahí que están en el monte, de unos y de otros, que han hecho de ésta práctica una rutina desde hace rato y convertiría en “Paladines de la Justicia” a otros cuantos que se fueron de “paseo” a Gringolandia hace unos meses.

** [Por el término "Dios" pueden asumir el de su predilección: Yavhé, Alá, Krishna, Jesús, Buda, Vishnu, Odín, Tutatis, Shangó, Rá o Uribe].


La indignación y los Medios

Otra de las cosas para decir es respecto a la explotación mediática del dolor ajeno. Joder... la familia de Chía está mamada, no comprende lo que está sucediendo, y los periodistas le plantan el micrófono en la cara a la abuela, que no ha dormido en quién sabe cuántos días, con preguntas como “¿Usted había sospechado algo de su yerno? ¿Alguna vez había visto algo raro en su comportamiento? ¿Qué piensa de él ahora?”. Creo que estaríamos todos de acuerdo en la necesidad de “sembrarle” ese mismo micrófono, al querido señor periodista, en uno de los extremos de su sistema digestivo (cada quien escoja el que quiera) mientras le decimos: “Éste es mucho hijue...ldiablo”.

Y ni que hablar de los políticos y Varito incluido. ¿Acaso ellos se dan golpes pecho por todos los asesinatos que se han dado en la historia reciente del país? Estaban conmovidos por la muerte de este niño (quién no), pero... y todos los hombres, mujeres y niños que mueren todos los días en el país... ¿no merecen la misma conmoción e indignación?

No estoy discutiendo que éste asesinato no haya sido cruel y desalmado. Todo lo contrario. En no pocas notas me he quejado de la ignominia (otra palabra de moda) que siento ante todos estos sucesos y la indiferencia de nuestros “Padres de la Patria”.

Es más, hace menos de un mes la misma población de Chía estaba pasmada ante un acto de rabia, confusión y desesperación que fue “ejecutado” por un celador en el Hospital de esa población. Al Hospital llegó un hombre con “algo” bajo la ruana exigiendo que le dejaran entrar. Al reclamar el celador que no podía entrar sin mostrar qué llevaba bajo la ruana, el descarado hombre mostró a una moribunda infante que acababa de violar. Desesperado ante la escena el celador sacó su revólver y lo asesinó. ¿Qué logró el pobre vigilante con este acto? No lo sabemos. Pero, sin lugar a dudas, le comprendemos.

Estas cosas pasan todos los días en éste y muchos países. Pero ¿por qué solo hasta que la prensa hace boom de ello con noticieros en directo, y todos vistiendo un elegante luto, aparecen los políticos llenos de indignación? Y ¿por qué sólo se indignan y bajan sus cabezas tristes ante la muerte de estos niños y no de la situación de todos los demás, tanto niños como madres y padres desplazados, ultrajados, asesinados y muchas otras cosas más?

Sólo espero una cosa: Que todo esto no sea simplemente una noticia y una situación
mediática (pues, de los medios, y que se quede en la memoria colectiva solo “a medias”). En la nota anterior dije que quería recoger firmas en contra de las múltiples violencias hacia los niños, pero con tanta ignominia ya otros más lo están haciendo. Incluso, ha un par de días firmé en una tienda tras comprarme un cigarrillo. Sí, me fumé otro cigarro. No sé, es que tantas cosas absurdas, manipuladas, mediatizadas y acomodadas sencillamente me impacientan.

En todo caso discúlpenme "encarecidamente" si hoy abusé del sarcasmo por momentos, pero es que éste es necesario para sentirse un poco mejor, pues, ante tanta indignación. Gracias a ese sarcasmo y al humor de nuestro pueblo es que somos el “País más feliz del Mundo”. Bueno, sumándole a eso nuestra mala memoria.

En cuanto a la adaptación del cuento de Hitchcock sobre el asesinar... No sé, sí tengo ganas de contarlo, y a veces también tengo ganas de asesinar, es cierto. Y me acuerdo de los motivos, y de los sujetos, y las sujetas... Pero por ahora sólo voy por un cigarro.

Viernes, 11 am (2008-10-03)

Pablo T.

Algunos Enlaces:

Otra posición desde otro Blog.
• Blog:"Mentalidad y Cultura Política Colombiana. El Gusano en la fruta"
Enlace: "Hipócritas"

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