viernes, 29 de junio de 2007

Asesinados Diputados Secuestrados

Asesinados, es la palabra. ¿Por quién?, es la pregunta. Es difícil hablar al respecto. Sólo estando allí podríamos saber la verdad. Y esto a nadie se lo recomendaría.

El secuestro debe producir una de las más grandes sensaciones de impotencia para cualquier ser humano (ser vivo a final de cuentas, animal, humano o no). Este conflicto está tan lleno de incongruencias y pareceres encontrados que uno no sabe que pensar al respecto. Por un lado hoy son ya 36 guerrilleros indultados con el “proyecto de excarcelación” pro-liberación de secuestrados. Por otro, mientras escribo esto, el Vecino de la Candelaria dice que “el Gobierno no acepta el chantaje, y no aceptará zonas de despeje”. ¿A dónde iremos con estos ires y venires?

¿A quién echarle la culpa? ¿A los secuestradores? ¿A las “supuestas” incursiones de las “Fuerzas oficiales”? ¿Al fuego encontrado? ¿Al Gobierno?

El comunicado de las FARC dice: “En el área de los acontecimientos se desarrollan desde hace varias semanas amplias operaciones conjuntas de militares y paramilitares lo que ha generado innumerables combates y creciente presencia de fuerzas oficiales”...

Por otro lado el Vecino de la Candelaria dice que cuando se realizan operaciones de rescate se les avisa a los altos militares e incluso a los familiares de los implicados. También afirma que según los informes de la cúpula militar ese día 18 “no hubo combates en los departamentos del Cauca y el Valle del Cauca”. Pero... ¿y las otras incursiones?

Hace unos días, al verbo de un café, me enteré de otra manipulación de las cifras que me dejó más atónito que nunca. “Alguien” mencionaba lo ocurrido en su poblado hace unos meses. En un pueblo del occidente colombiano se dieron enfrentamientos entre guerrilla y paramilitares. El Batallón de Montaña miraba desde su “Montaña” (tampoco son bolsones) como los unos le daban a los otros.

Total de muertos en CIFRAS OFICIALES: 17 MUERTOS.
Aproximado de muertos en CIFRAS NO PÚBLICAS (y “sí lo dije no me acuerdo”: Tres tandas de casi doscientos (200) muertos. O sea entre 400 y 500 cadáveres apilados en montañas de cuerpos en la calle y otros lanzados a los ríos.

En este momento... apelamos al apoyo del pueblo...” dice el señor que tanto dice “trabajar”. Pero ¿a qué se refiere con eso del apoyo? ¿Es un “gracias” por estar en un pueblo en medio de la nada y exponerse a las balas encontradas sin mencionar o hacer pública la realidad que allí se vive?

Esto no pasa en un pueblo en particular. Pasa en muchos pueblos en todo el país. La culpa no es sólo de él. Los guerrilleros (cualesquiera sean) pertenecen a esos que se acostumbraron a la muerte. A los que poco importa si son rojos, azules, amarillos, verdes; solo importa que “estamos en combate”.

¿Cuántos secuestrados tiene la guerrilla por campamento? ¿15, 10, 20, 5? O sea, ¿estaban todo en un mismo sitio?

¿De qué manera “balas encontradas” dejan 11 muertos y ni un solo herido?

Pero, por otro lado, ¿por qué el Gobierno hace tanta alusión a estos delitos atroces y nunca menciona con el mismo ahínco la barbarie cometida por los “otros”?

El culpable no es este o el otro, es todo un conglomerado sistémico donde están “mandamases”, gamonales, dirigentes, narcos, paras, y guerrilla. Y, por supuesto, el jodido pueblo. Ni Paras, ni Ejército, ni Guerrilla, ni Gobierno son precisamente unas “almitas de Dios” La joda es... ¿A quién putas creerle?

(Jueves 28 de Junio de 2007, por la nochecita)

PT

lunes, 25 de junio de 2007

Nuestra Violencia y Campo Elías - (Segunda Parte)

Prólogo: Efectivamente esta rama del árbol se tornó un tanto extensa, al punto de tener “prólogo”. Ésta segunda parte procede de algo que escribía hace un par de semanas respecto al caso Pozetto. El texto está dos ramas abajo. 

• Primera Parte (1a Entrega) 
En la última semana vi tres películas, nuevas para mí, que fueron creciendo en complejidad por la carga sicológica de sus temáticas. En su orden: “Cars”, “Happy feet” y “Satanás”.

Las dos primeras, por razones obvias, las pasaré por alto. Pero la que vi el martes pasado, Satanás, me parece que es de lo mejor que se ha hecho de cine en Colombia. Claro, no deja de tener sus fallas, y eso es lo primero que un criticón sin sentido como yo (al igual que la persona que me acompañó) no deja pasar por alto.

Puedo decir que los actores son muy buenos, incluso un par demasiado MUY buenos, salvo uno: el protagonista. El mexicano en cuestión tiene el perfil físico perfecto para el personaje pero su dicción (o como se llame) no me pareció apropiada para el personaje. (Bueno, no sé de séptimo arte ni tablas, pero a mí me pareció así). Cuando está callado tiene una fuerza soberbia pero cuando habla no se percibe toda la carga psicológica que lleva en sus hombros el personaje. Mierda, es un tipo buen lector y con la cabeza tostada por Vietnam y otras vainas... debería tener más fuerza. Pero bueno, pasemos a lo siguiente.

Otra cosa que no me cuadró, y aquí comienzo con lo quería hablar, es el hecho que a la película le cortaron la última escena de la vida real (no de la película): la muerte de Eliseo. El “film” dibuja muchas clases de violencia en la ciudad. Plantea diferentes focos de ésta y cómo ella misma genera cuadros psicológicos particulares que devienen en actos no-lógicos a nuestro pensamiento, o pues, a nuestra “manera de pensar”. No es “lógico” que un sacerdote golpee a un “pobre”. ¡Imaginen a San Francisco en esas! Sin embargo la retahíla del “ñero” al pedir... “ay Padre, yo sé que usted tiene, escúlquese, en serio busque, hágale...” logra templar los hilos de identidad del público con la escena, acariciando sus resquicios de impaciencia, alteración y violencia y éste (el público) siente incluso envidia por no ser cada uno de ellos el que patea al pordiosero diciendo: “¡Carajo no entiende que no tengo...!”.

Cada una de las historias logra alguna identificación con el “lector”. Obvio, la literatura, el teatro y el cine plantean reflejos de nuestra naturaleza multi-psíquica. En la película la escena de la venganza, visitando nuevamente el lugar de los hechos y el instante mismo de “impartir justicia”, nos alcanza a tocar de tal modo que por un segundo creemos que la muerte es la única manera de aligerar nuestra carga y nuestra sed de justicia-venganza. Cuando leemos a Thomas Harris y nos identificamos, por nanosegundos, con Hannibal Lecter (hablo en plural aunque realmente solo muy pocos de mis Yo’s internos se identifican con él) nos parece hasta divertido pensar que uno podría ser el Némesis de la humanidad: Yo, un científico loco. Desde un Brain (Cerebro, el amigo de Pinky) hasta un Lex Luthor. O uno realmente loco, ya un Magneto, un cualquier personaje de Tarantino, un Hannibal, un Baptiste (de El Perfume), un Jack el Destripador, un...tarse la ropa de sangre por la simple satisfacción de tener el poder en las manos... (Bueno, realmente no UNO, solo algunos, y aclaro, muy pocos, de mis Yo’s internos). Cuando esto sucede, cuando un actuar del personaje de la historia, una solución en su mente “anormal”, nos parece común y predecible; es este el momento en que nos sentimos UNO con el personaje. Logramos ese instante pasajero de “trance” entre ser humano y ser dios-demonio. Esa in-tranquilidad por cometer un pecado (término humano por concepción), ya capital (que son los más sabrosos) o mortal (que solo un par podrían ser in-humanos); ese instante de PODER, ese... “satisfice mi Eros” que tan grato nos puede llegar a parecer.

Pero... ¿qué si estos personajes se vuelven reales? Lecter es de mentiras (no-real) y por eso nos “divierte”. El proceso de paso de verdad a ficción es claro. Los personajes y actos reales de la Historia (history) son tan ajenos a nosotros que nos parecen casi irreales. La matanza de cristianos por los romanos, de no cristianos por los cruzados, de “apasionados” por la Inquisición, de Cachiporros por los Godos (e inversa), de comunes por los para(s)-contra-entre-sobre-in-humanos esos. Incluso el mismo Hitler nos parece “todo un personaje”... y al verlos en la literatura o en el cine (no mencionó el teatro porque casi nadie “vamos” a teatro) se alejan de la realidad latente y presente frente a nuestras narices. Ahora recuerdo la película sobre la “Guaca de los soldados”. No la vi pero pa’mí que debió ser una película de humor pa’burlarse del “pobre levantado” y no de una real crítica social. ¿Qué pasa cuando cosas nimias que a mí me fastidian las veo reflejadas en otros en la pantalla y comienzo a identificarme? ¿Qué sucede cuando el pro-asesino en “plano medio” limpia los cubiertos del restaurante con la servilleta, tal como YO lo hago? ¿Qué sienten ellas cuando se ven morboseadas en las curvas de otra ella deambulando por los pasillos de una plaza? ¿Qué siente UNO(a) cuando le hacen el “Paseo millonario” a un personaje tal como me lo hicieron a mí o a algún(a) amigo(a)? ¿Qué siente uno cuando ha escuchado casos de asesinatos, violaciones, torturas y demás, de personas reales, y las mismas historias están siendo revividas frente a sumercé en “segunda dimensión”? Uno dice: “Mierda, eso es de verdad. Eso pasa”.

Pero bueno, me estoy saliendo un poco y me alargaré mucho. Estas situaciones son reales. No sólo porque “Eliseo” (Campo Elías) haya existido sino porque los escenarios planteados en el texto y contexto pertenecen a una realidad que solemos olvidar. A la otra cara de nuestra ciudad y sus transeúntes. No solo somos “Estilo RCN”, Parque de la 93 y “Bogotá sin indiferencia”. Nuestros conflictos van más allá que los planteados en “Padres e Hijos” sobre con quién se casará Daniela en la próxima temporada. Es nuestra realidad, es nuestra Violencia.

Si me pusiera a hablar de violencia con un carácter erudito tendría que remitirme a “jijuentamil cuatrocientos diecisiete libros” (un par más, un par menos) y ahora me da pereza hacerlo (¡no contando que si he leído tres hojas en mi vida al respecto es mucho!). Pero sí hablaré de posibles tipos de asesinos. Esto no quiere ser un texto académico, ni mucho menos, solo es algo totalmente empírico que surge en alguna charla conmigo mismo tras unos cuantos tintos con cigarrillo Piel Roja con filtro (mierda, no saben a nada... y lo que es peor... NO huelen a “Peche”).

¿Cuántas clases de asesino podrían clasificarse? No sé. Pregúntenle eso a un sicólogo; o a un sociópata, digo, sociólogo; o a algún forense o; incluso, hasta a un antropólogo (Ups, olviden a estos últimos). Se me ocurre, por lo menos basado en el “arte” y las noticias, que se podría hablar inicialmente de dos tipos de asesinos: Los por naturaleza y los circunstanciales. Y aun esos que llamaría “por naturaleza” tendrían un génesis sicotraumático particular. Recuerdo por ejemplo a “Ce Pequeño” de “Ciudad de Dios”, que es también una película basada en hechos reales.

Pero no. En este momento comienza a contradecirse mi psique y este tipo de categorización se cae por sí sola. El camino no es ése. Vayámonos más bien por la pregunta: ¿Por qué asesinar?

El quitar la vida a otro ser genera una sensación de poder. Hay unos que “necesitan” hacerlo y otros que simplemente se “acostumbran” a hacerlo. ¿Cuáles son los peores? Ambos, obviamente. Los primeros provienen de trastornos de la testa. Donde la “impotencia socio-sico-anímica”, surgida en su continua lucha contra sus demonios internos, lo lleva a concluir (¿o liquidar?) a su violencia interna con actos extremos de violencia. Cuando golpean a alguien se están golpeando (internamente) a sí mismos. Y cuando llegan al extremo de asesinar, están matando al génesis de su “impotencia”, otra vez, ellos mismos. ¿Cuánto trauma se necesita para llegar a ello? No mucho. La receta es muy sencilla: Malparidez existencial y una vida hijueputamente jodida. Como la de todos nosotros, en algunos momentos. Ah... y acceso a los medios para hacerlo. Afortunadamente en nuestro país no existe la legalidad de tiendas de armas como las que hay en USA.

¿Cuando nos da malparidez (del verbo “me siento como un culo”) qué es lo primero que se nos ocurre? ¡Mitigar el dolor! Algunos recurren a un cigarrillo (nicotina), un tinto (cafeína), una chocolatina para sentirse querido (theobromina), una botella de alcohol, golpear un saco de arena, madrear a un taxista, o al profe de Mate1 (adrenalina). Otros patean balones, corren, escalan, tiran (en cualquiera de sus acepciones) y muchas otras cosas más con el fin de quemar las “endorfinas” autógenas (¿o autótrofas?).

Algunos tienen una tolerancia menor a la lactosa. Otros a la paciencia y su propio autocontrol. Cuando, “por naturaleza”, se sobrepasan los límites, la búsqueda es una sola: lograr el dominio, el poder; si no sobre sí, por lo menos sobre los demás. ¿Cómo mejor que con la muerte? Por eso la idea del “Club de la Pelea” me parece interesante, porque le da límites a la violencia. Sin embargo por experiencias conocidas de “clubes” similares sé que siempre hay quien salta la normatividad establecida. Y no hablo del inocente Box de la “Playita” en la Nacho.

Vuelvo a “Ce Pequeño” de “Ciudad de Dios” (Película brasilera). Él es un culicagado que nadie lo toma en cuenta por ser el menor de la gallada. Pero una vez toma un arma en su mano se siente grande, dominante, poderoso y dueño de la vida de los otros: dios. ¿Sabes qué pasa cuando le das un arma a alguien que no sabe controlar sus impulsos? Asesina niños y profesoras porque no les siguieron vendiendo más trago. Otro montado sobre su caballo dispara a la gente de una manifestación porque su cabalgata interrumpida es “mucho más importante” que lo que signifique la manifestación misma (Noticias de ésta semana).

Aquellos que cruzan la línea y no ven en ello nada “auto-reprobable” pierden el gusto a hacerlo (como quien come la misma HP pizza durante una semana). Entonces tratan de cambiarle “el sabor”: Cilindros de gas, collares bomba, iglesias minadas, sierras eléctricas...

Estos son los que más me asustan. Porque se acostumbran a hacerlo. No ven en ello algo realmente malo. Los hay desde el malandrín del barrio (como los del taxi en la película) hasta los que se creen el “salvador del pueblo” (Salvatore)... A los primeros los “reeducan” en una cárcel (si sobreviven) para salir peor del como entraron. Pero los segundos, los masivos... ¿Acaso firmar un compromiso de “Reparación” y afirmar su deseo de abandonar las armas para quedar libre a los pocos años ó meses es suficiente para alguien que se acostumbró a la muerte? No lo creo.

Los otros, los “enfermos”, al menos saben que están enfermos. Al menos a ellos les queda algo dentro que les carcome imputándoles y recriminando sus acciones. Aquí se pueden colar muchos, porque claro, no falta el gran triplegonorreahijueputamalparidodesumierda del Garavito que le echa la culpa a otros (de su pasado) de sus acciones; y que también se acostumbra a la muerte de tal forma, que su cinismo al hablar de sus actos posee la misma pasividad con que los Paras hablan actualmente de sus negocios y sus ajustes de cuentas. Con la misma tranquilidad con la cual explicarían qué se debe echar en la olla pa’hacer un buen puchero santafereño.

¿Pa’dónde voy con todo esto? No lo sé. ¿Qué nos desespera? Muchísimas cosas. ¿Cómo actuamos ante situaciones adversas? Hay muchas maneras de hacerlo. Nuestra vida, y sobre todo en un país como el nuestro, está llena de sinsabores y algunos demasiado fuertes. Como lo dije me extendí. Pero quería decir que una película como está me pone a pensar en muchas cosas.

“Ay... Es que esa película de LA VIRGEN DE LOS SICARIOS sólo muestra lo feo de Medellín... ¿qué van a pensar de nosotros en el exterior?”

“No pues... ahora pensarán que aquí todos son MULAS. No saben que más contar”.

Personalmente la “María llena eres...” me pareció mala. La de la otra “Virgen” me gustó muchísimo aun con la gran falla de la cerrada visión “Vallejista” del asunto. Pero el caso no es “qué van a pensar de nosotros en el exterior” sino ¡qué pensamos nosotros acá! Esta es una nueva experiencia del cine colombiano. ¿Quién no está mamado de películas como “Las cartas del gordo”, “El Carro” o vainas por el estilo? En Colombia estamos algo crudos en experiencia fílmica. No digo que no se haya hecho cine y que no se sepa de cine. Lo que digo es que la “experiencia colectiva” del cine colombiano aun está aprendiendo a caminar y hasta ahora comienza a experimentar con cosas nuevas.

Esta película busca una nueva mirada. Las escenas de “Satanás” son crudas, es cierto. Los familiares de las víctimas, con justa razón, se quejan del recuerdo reiterativo e impuesto del evento. Pero están contando una historia real. Asesinos de los que se acostumbran y de los otros. Los que matan, violan y ríen sin sentir resquemor (salvo que la muerte les apunte en medio de los ojos y se den cuenta que siguen siendo mortales, no-dioses). Y también de aquellos que llevan un caldo de reprimendas y acusaciones en su cerebro que no les deja vivir tranquilos. No solo se muestra la Bogotá oscura, sino la ciudad que nos podemos encontrar en la esquina de cualquiera de nuestras casas, en cualquiera de nuestros barrios, pueblos y países. Una ciudad que nunca se nos muestra porque ésta NO VENDE. Pero es la que vivimos y por la cual nunca salimos después de cierta hora y no recorremos ciertas calles “particulares”. Es la misma que nuestros dirigentes borran con parques espectaculares llenos de luces y centros históricos libres de indigentes.

En cuanto al protagonista... No sé. Pudo ser un man loco. Pudo ser alguien ligeramente atormentado o definitivamente tostado. Pero les aseguro que su “Cuadro clínico” pudo ser mucho más moderado que los de muchos que hoy aparecen o no-aparecen en los noticieros. Pudo ser, incluso, cualquiera de nosotros. Sé que un primo quincuagésimo de mi familia mató a un par de los de su casa. “Eso pasa hasta en las mejores familias...”.

Ah... ¡ya me acordé...! Lo que quería decir era que, para mí, a la película le faltó la última escena de la vida real (mención hecha en el cuarto párrafo de este texto). ¿Por qué? Porque la película no busca mostrar (creo) a Eliseo (Campo Elías) como una víctima sino como otra de las tantas personas que podemos hallar en esta jungla de asfalto. Esboza, muy llanamente, el comienzo y desarrollo de su mancha sicológica... pero nunca la termina (por lo menos en la película, no sé en el libro ya que aún no lo he leído).

Doña Mechas, la casera del apartamento donde yo vivía, donde también vivieron Carolina Rueda, y Adriana Diaz, y don Campo Elías, dijo: “...para mí que no lo mataron. Ese se tuvo que disparar él mismo”. La historia surge por un evento que conmocionó al país en su momento: El caso Pozetto. Y en ese “escenario” culmina la intrincada mentalidad autodestructiva del protagonista. Éste no fue un asesino de los que se acostumbran sino de los otros “enfermos”. Tuvo su génesis, su éxodo y su apocalipsis. De estos tres el más significativo para la “vida” siempre es el último, el comienzo del fin. En su momento, rodeado de sangre, disminuyendo sus municiones, enfrentado y acorralado por policías... ¿Qué pasaría por su mente...?

(Domingo 24 de Junio de 2007. 1:46 am)
@PabloTorresM

miércoles, 20 de junio de 2007

Amaos los unos a los otros... pero sin maricadas.

El título no es reflejo de mi homofobia. Creo. (Aunque es lo que le he dicho a algunos compas cuando se tornan demasiado cariñosos...) Solo es una alusión a los intentos legislativos para solucionar las problemáticas civiles de las parejas homosexuales.

La semana pasada aparentemente iba bien el Proyecto de Ley para la aprobación de Derechos Patrimoniales de las parejas homosexuales. Llegué a pensar que estábamos en una revolución inusitada de nuestra política “tradicional”, llena de Patriarcados Políticos y accionares macho poderosos y homofóbicos (con el cual no estoy totalmente en desacuerdo, no por la homofobia, claro... sino porque el hombre es el que debe mandar... Digo, no!!? jeje... Bueno, no, mentiras [Una miembro del sexo devil*
me cohesiona y me obliga a retractarme]. Sin embargo no había escuchado, o leído, los comentarios hechos durante las “plenarias” por Alfredo Cuello Baute que esperaba “que no fuera a aparecer más adelante la foto de alguno de sus colegas haciendo de drag queen en la Caracas”.

Bueno, la cosa es que finalmente no se aprobó. O más bien, malo. Mala cosa para toda la gente que esperaba casi solucionar su estado civil vacilante. Porque aunque el matrimonio no se aprobara con la ley por lo menos se iban a aceptar los derechos patrimoniales. Finalmente no se logró, ¿por qué?, porque no hUbo Una decisión Unánime y algUnos agUdos, pUndonorosos, minUciosos, qUisqUillosos, marrUlleros y tUnantes (UsUales) miembros del Congreso no lo qUisieron así. (Ver:
Nota de El Tiempo)

Lo interesante es que aquí se está negando una posibilidad al “libre desarrollo de la personalidad” mientras que en otros lares, un tanto más bélicos, quieren obligar la “maricada”. ¿Cómo así? Lean esta columna de Jotamario Arbeláez al respecto:
Artículo de Jotamario.

*Sexo Devil: Alusión al género femenino donde Rafa López nos hizo notar en un trabajo suyo no la mala ortografía sino el idioma en que está escrita la palabra.

viernes, 15 de junio de 2007

Unos Tics de Política

Uribe’s Millas Plus

Siempre le echaron puyas (o pullas?) al delfín Pastrana porque se la pasaba más fuera que dentro del país. Sin embargo cualquiera que se pusiera a sumar las continuas cruzadas de frontera de nuestro actual Vecino de la Candelaria se daría cuenta que ya ha acumulado suficientes millas como pa’que le hagan un nada despreciable descuento en cualquier aerolínea comercial. Pero como la aerolínea es el Estado y las cuentas no las paga él...!!!!

Rafael Pardo dice algo interesante en su columna de El Tiempo sobre como la gobernabilidad de nuestro “Jefe de Estado” se está convirtiendo más y más en una vulnerabilidad de títere...:

“Que el Gobierno gobierne y las cosas se manejen en Colombia y no por fuera...”

“...El presidente de Francia toma la decisión de excarcelar al más revelante miembro de las Farc, acto en el que el Presidente colombiano es solo intermediario. Legisladores estadounidenses ponen condiciones de comercio por encima de años de negociación entre gobiernos. El G-8, que no había tenido en su agenda a Colombia, decide darles a las Farc el más elevado púlpito de visibilidad en su historia. El gobierno de Ecuador pone condiciones sobre dónde fumigar dentro de territorio colombiano...”

Artículo completo:
Columna de Pardo
Consulta del Polo por Alcaldía

La consulta interna del POLO para la alcaldía de Bogotá será semiabierta. Personalmente la hubiese preferido abierta. En un país de perezosos como el nuestro, donde me incluyo como ningún otro, lo mejor es que los posibles votantes no tuviesen que hacer inscripción y viajar a un punto específico...

Una pregunta: ¿Sus mercedes quieren a Peñalosa nuevamente de alcalde? Antons... participen en la consulta.

En cuánto a por quién votar no quiero determinar o insinuarles a ningún candidato. Solamente digo... El sistema Transmilenio sólo benefició a los “inversionistas” del proyecto. Y los pongo entre comillas porque los arreglos (que no son pocos), la seguridad del sistema (Policía y bachilleres), los ayudantes (Bogotá sin indiferencia) y demás... los paga el Gobierno Distrital, o sea, nosotros. ¿Y cuánto de los $1,300 le quedará al Distrito? ¿Qué sucedió con las familias de los dueños “minoristas” de buses, conductores, ayudantes, mecánicos y hasta cuida-carros con la salida de circulación de esos vehículos? No hablo de un rotundo NO a los cambios de sistemas y proyectos, todo lo contrario, pero sí a lo unilaterales de esas acciones...

Sé que soy un total atarugado y no sé mucho de planeación urbanística ni nada de esas jodas, pero, acaso Bogotá tiene la infraestructura pa'colgar un Metro paralelo al ya costoso y saturado sistema de Transmilenio? ¿Cuánto le costó el Metro a Medellín? ¿Acaso nosotros por ser bogotanos no nos veremos igual de estafados que los paisas? o es que la familia Rojas también quiere servirse del Tesoro Público bogotano como lo hicieran las familias Pastrana, Peñalosa y Samper...? Los otros Samper... Ah no, estos últimos no, cierto que ellos le vendieron a CEMEX!!!

Ahí les dejo el dato...!!

PT.

miércoles, 13 de junio de 2007

Nuestra Violencia y Campo Elías (1a Entrega)

• Primera Parte (A continuación)
• Segunda Parte (2a Entrega)

Hace algunos años estuve viviendo en el sector de Chapinero, sobre la séptima, frente al Dispensario (creo que así se llama) del Ejército. A dos o tres cuadras de donde había nacido yo muchos años atrás. Allí me encontraba en un diciembre, año 2001, en un desparche de “malparidez existencial” de esos que suelen llegarme siempre para las navidades.

Estaba echándole una pasada al apartamento: regando las matas, revisando grifos y ventanas, para luego volver a la casa materna (todo esto ya que mi pareja estaba fuera de Btá). Era un 22 de diciembre y tenía la malparidez más fuerte de esa semana. Varias cosas no habían salido bien por esos días y andaba con ganas de golpear a alguien.

Cuando estaba a punto de salir del edificio doña Mercedes, la casera, me dijo que bajara a tomarme un tinto pre-navideño.

Mierda –me dije– preciso hoy que no quiero hablar con nadie.

Cuando bajé, la amable y benemérita anciana me habló de su sobrino y de lo que ella hacía en navidad y todas esas cosas que uno no quisiera escuchar cuando se tiene el ánimo arrebatado. Pero en un momento inesperado, sin saber cómo ni porqué (aunque lo intenté esa noche no logré la sinapsis neuronal para recordar la razón), ella comenzó a hablarme del caso Pozzeto.

Campo Elías vivía en el edificio de atrás. –Ésta fue la frase que me despertó de la fantasía homérica (H Simpson) en que me encontraba mientras escuchaba el resto de sus disertaciones–.

¿Edificio de atrás? –le pregunté–.

Para ella había dos edificios, el de atrás y el de enfrente, separados por un pasillo, pero realmente era uno sólo. Entre tinto y galletas la anciana me contó cómo Campo Elías había asesinado a la niña del 307*, a la familia del 408, cómo ella le había ayudado a saltar por una ventana a la niñera del 209, mientras me describía, con lujo de detalles, a qué se dedicaba cada uno de los integrantes de la familia de cada uno de los apartamentos. [*Obviamente estos números y sujetos no son reales, los verdaderos fueron borrados instintivamente por mi memoria].

Luego me habló de Campo Elías. De su viaje a la guerra de Vietnam, de cómo era su carácter en ese entonces y de lo que hacía por esos días.

¿Más tinto? ¿Galletas?

Luego me contó sobre lo que le habían dicho a ella sobre lo sucedido en el Pozzeto. Sobre las múltiples veces que había recargado el arma sin que nadie le interrumpiese.

Para mí que no lo mataron. Ese se tuvo que disparar él mismo –dijo ella muy tranquilamente–.

Luego de escuchar, durante algo más de hora y media, cómo un hombre había irrigado de sangre algunos corredores y pisos del edificio y el restaurante en cuestión, salí a la calle solitaria y fría de aquella nocturna Bogotá que hoy odiaba tanto. Mientras bajaba por la 53 me acordaba del rencor que me carcomía cuando me disponía a salir del apartamento un par de horas antes.

Feliz navidad y feliz año. Y saludos a su novia, que un abrazo para ella. Tan bonita que es, ¿No?.

Esta señora me había inyectado de las sensaciones me hacían falta para sentirme aún más ruin, rastrero y bajo. Por segundos envidié el porte de un arma. Sé que mi apariencia era sórdida, pues un par de malandrines que le pedían monedas a una señora llegando a la 13 me evitó. En esos momentos recordaba cuando jugaba de niño con el Smith & Wesson y la Colt; y el Batallón Militar dentro del cual quedaba el Jardín Infantil en que estudié de niño; del hambre y la impotencia de mi infancia en Medellín; y la sensación de cuando tenía 9 años, la sensación de estar sólo en una ciudad desconocida a kilómetros de lo que podría llamar una familia.

Esa noche caminé un rato y luego fui a casa. Ya más tranquilo pensé en lo qué podría haber estado pasando por la cabeza de ese tipo. Pensé que con esto se podría escribir una muy buena historia (algunos meses después un “tipo” había ganado un “premiecillo” por ahí con una novela llamada Satanás). Pero también me llegó a la cabeza la pregunta de ¿y qué si yo hubiese sido familiar de las víctimas? ¿Cómo respondería una mente, ligeramente humana como la mía, a una crisis de estas? ¿Cómo responde el humano a una violencia tan vasta? ¿A él cómo le afectó? ¿Qué sentirían sus víctimas al verlo?, ...sus familiares? A mí no me violó un padrastro cuando yo era niño, a mí hijo no lo atropelló un traqueto borracho en su camioneta, a mí no me mataron a mi padre frente a mis ojos (todos casos que he conocido).

¿Qué quieres ser cuándo grande?
Guerrillero. Para poder matar a los que le quitaron la cabeza a mi papá.

Así respondió un alumno de primaria a cierta profe que conozco.

Ayer leí algunos artículos en El Tiempo sobre la película “Satanás” y la controversia que puede generar, junto a otros muy variados que de alguna manera me pusieron a pensar sobre nuestra violencia.

Leerlos me hizo recordar momentos de violencia internos y, por supuesto, la noche en que me enteré que vivía en el edificio de Campo Elías. ¡Frente a un cuartel militar...! Esa noche sentía ganas de matar. Muchas veces uno se ha identificado con el héroe guerrero (William Wallace) que perfora, degüella, quema y pisotea a sus enemigos por una razón “justa”. Incluso, con el asesino en serie de alguna novela (Lecter y Baptiste) disfrutando del poder deslizar sus manos por entre las vísceras calentitas de aquel que te observa y hallar en el zumo destilado de su cabellera y epidermis el perfume que tantas sensaciones te había hecho despertar y tanto habías deseado... Ejem... ehh...

Pero, bueno. ¿Por qué nos es tan atractiva esa violencia? ¿Cómo nos surge la violencia? ¿Cómo se manifiesta nuestra violencia colombiana?... Pero... tei tantico y lo proceso. No sé. Veo la película y lo resuelvo y luego les cuento que me surgió en la testa, pues, para la siguiente entrega... (Junio 13. Miércoles, 2:08 a.m.)

PD: ¿Alguien quiere acompañarme a ver la película? Prometo portarme bien!

• Segunda Parte (2a Entrega)
@PabloTorresM

lunes, 11 de junio de 2007

Más Compromiso

P.S. (post scriptum): Ese “alguien por ahí” recordó una caricatura de prensa con un humor inteligente y extremadamente negro que hablaba precisamente sobre la “adaptación de las cifras”.

*Una caricatura de una familia pobre que lleva en hombros el ataúd de un infante. Alguien dice en off: “Ah...! Con razón las cifras de pobreza han disminuido!!!”.
No solo los estudiantes están comprometidos. Hay otras instituciones comprometidas en muchas otras causas. Algunos están comprometidos a borrar... Para la muestra dos (2) ejemplos:

1) Por estos días nuestro vecino de La Candelaria estuvo diciendo a los gringos que los índices de asesinato de sindicalistas habían bajado. Alguien, por ahí, me comentó el porqué estos índices bajaban: “se cambian los argumentos para calificar y clasificar a las víctimas. Por ejemplo para ellos los profesores sindicalizados NO son contados como sindicales, sino como profesores”. Según el vecino de La Candelaria el año pasado habían sido asesinados 25 sindicales mientras que este año apenas había sido uno. Según “alguien, por ahí” (que sí está comprometido y maneja las cifras reales) los números no son 25 y 1 sino 45* y 11. (*)Puede que este número 45 este errado, por mi pésima memoria, y sea mucho mayor. Lo importante no es la cantidad sino la calidad del mensaje modificado.

2) Éste es un ejemplo fotográfico tomado en la calle 26 el 4 de Junio. He aquí una muestra del compromiso de la Policía Nacional para que los estudiantes utilicen los puentes...



Sacrificándose ellos mismos como barrera humana...


o usando las Tanquetas como “Pala Quita Nieve” para evitar cualquier intención de cruzar la calle.

Hay cuánto sacrificio uno se pueda imaginar!!!!!

domingo, 3 de junio de 2007

Compromiso

No tengo mucho por decir, las imágenes las tomé caminando por la 13 y lo dicen de manera sencilla. Estos son pelados de colegio subiendo a la Plaza de Bolívar desde Ciudad Kennedy en Marcha contra el Recorte hecho con las Transferencias...

El Vecino de La Candelaria dijo que los que hicieron presencia en la Plaza apenas había sido un 20% de la población estudiantil... que los demás estaban en clase y no tenían queja alguna. La cuestión es: La Plaza se llenó cuatro veces (4) en el día y su capacidad NO es la de un Transmilenio!!!! ¿Toda esta gente en desacuerdo le parece poco al Vecino de La Candelaria?

Una foto en particular: La bandera Naranja la llevan “Esguerristas”. Yo, como ex-estudiante del Nicolás Esguerra, sé que nosotros, los de entonces, no lo hubiésemos hecho. Ellos sí están comprometidos.


sábado, 2 de junio de 2007

Babosadas de Dios

9El viernes pasado tuvimos la última sesión de La Perola del primer semestre de 2007. Grisales contó el cuento de cuando Bernabé desocupó el cielo. Varias cosas me hicieron pensar otras cada vez más babosas...

Nuestro rector (un), Moisés Wasserman es judío. Pues estudió en Israel y que tales. Me pregunto si le hicieron el corte cuando nació. Pues, ya sabían desde antes de nacer que iba a ser man, no? “Wa a ser man”. Digo, no?

Pero bueno, si Jesús es judío y Dios es judío; por antonomasia el rector, al ser judío, ¿se creerá Dios?

Y si Dios envío a Jesús, que finalmente también es Dios (por aquello de la Trinidad), para salvar a sus hijos... ¿nosotros podríamos guardar la sacra esperanza de que Wasserman, que también sería Dios, nos llevase a la salvación?

Como respuesta sólo puedo decir que paila... Cuando alguien sale calceto uno suele decir: “Mierda, nos hizo la JUDÍA”.

De mi paso por Medellín

Hace un par de semanas pasé por Medallo. Cansado porque el infeliz bus tenía muy alto el descansa-pies y resultó más bien un agotapaciencia-pies. Creo que ninguno de mis acompañantes (Henry Morales, Rafa López, Fredy Ayala) logró descansar en el bus. Aunque esto no significa que no hallamos podido dormir, porque creo que ninguno pudo disfrutar del estreno cinematográfico del viaje: La India María en Ni Chana ni Juana. Cosas del cansancio de la semana. Todos quedamos fundidos tras cinco minutos de la folclórica (no encuentro un término adecuadamente peyorativo) película.

Me fui de desparche a un festival de cuenteros. Saludé a par amigas y amigos del Valle de Aburrá [Cuenteros(as), antropólogos y demás], me quedé donde dos de las primeras y me fui a beber un par de alcoholes con mi tío “Oswald” en la parte más alta de Buenos Aires (barrio de Medellín) el último día. O sea, a imbuirme en el más tradicional, coloquial y esencial actuar del machismo colombiano (jeje): Beber y beber... hasta caer. Realmente no pude ver mucho de la ciudad. Quería ir al colegio donde estudié de chinche, pero no tuve tiempo. Vi apenas lo suficiente: la Biblioteca EPM, el Edificio Pilo (Inteligente) el Parque a la Obesidad (Botero) y un par de cosas más. Aunque estuve en el barrio Manrique varias veces no fui al Museo Gardeliano. Y lo más descepcionante... no fui a ningún desfile de modelos paisas!!!! Jejeje...

Bueno, hay que aclarar algo. Lo de que allá uno se queda lelo viendo las nenas es cierto. Casi todas son bastante mamacitas. Sobretodo en las universidades donde estos infelices contaban y yo sólo veía sin protagonismo alguno...

Aunque no me puedo quejar. Rumbeé, dormí bastante cómodo, me atendieron maravillosamente, disfrute de la gastronomía de las madres de mis anfitrionas y me di un caldo de ojo... pero sólo de eso, vi y no toqué.

En cuanto a los cuentos me gustó el público que se percibe en un lugar como Medellín. El ambiente no está tan saturado de cuenteros como en Bogotá y la gente los recibe con más agrado. De las funciones tengo mis anotaciones pero son más personales (a las personas). De eso escribiré luego en otra parte.

Pos nada. Muy bacano el pueblo ése ola!!! Hasta me dan ganas de hacer una maestría pu’allá. No sé si uno aprenda mucho en un lugar como este pero que uno se divierte... eso sí no tenga la menor duda!!!