martes, 21 de abril de 2009

No es Sermón son solo Palabras

No es Sermón son solo Palabras
Sobre la naturalidad con que salen algunas palabras

Hay quienes le dan poder a las palabras que no lo tienen y hay quienes usan la palabra sin saber el poder que tiene.

Yo realmente soy alguien de pocas palabras y por momentos ellas escapan de mi boca, o aun mejor, no llegan. En esos momentos algo pareciera refrenar mi vocabulario y retener mis ideas aunque, claro está, no funciona igual a la hora de escribir. Hoy presido una simple verborrea acerca de las palabras que no salen y de aquellas palabras que a veces se nos escapan.

De las palabras el sicoanálisis podría decir mucho acerca de lo que reprimimos, los humoristas de aquello que se nos escapa, los lingüistas del porqué o el cómo suenan, los músicos y los poetas del cómo hacerlas música; pero las palabras, comúnmente, no nos dicen nada. ¿Por qué?, porque ya no las sentimos, porque casi nos hemos “acostumbrado” a ellas.

En publicidad son cortas y contundentes, en la escuela maternales o marciales, en la amistad son consejo o confidentes, en la iglesia complejas represiones, en los deportes y los tropezones una explosión liberadora. En la sala de cine un fastidio, en los bares ruidosos un imposible, en los idiomas extranjeros un enredo, en la vida un medio. En el reguetón son relleno y, en la política y la religión, son la flauta que distrae y ameniza a las sierpes.

Hay muchos que aprovechan las palabras para discurrir en peroratas sobreactuadas y poco confiables, demagogia popular sobre lo que “todos queremos”. Incluso los hay, como al buenito de Arias, que se les ve mezclándose con los “otros” y duermen en barrios de Estrato I luego de estar en “Consejos Comunitarios”, botando cada clase de palabras, hasta la madrugada. En esos por más que intento no he podido confiar, sobre todo si su actuar es de carácter imitativo repitiendo las enseñanzas de su Maestro Sith Uribius.

Ahora recuerdo algo de eso de acomodar palabras, y también números. Por un Enlace que publicó doña Piedad me enteré hace unos días de las extrañas diferencias entre el número de secuestrados que hace meses atrás según Gobierno existían en Colombia (2500 secuestrados) y las cifras publicadas la semana pasada (125 secuestrados). La diferencia hace pensar en los mecanismos de búsqueda de financiación extranjera para la guerra (apoyo que llaman) y, luego, la demostración de la eficacia en la política de “Seguridad Democrática”. ¿O será que soy un poco prejuicioso y de pronto, como al Chavo del Ocho, esa cifra “se les chispoteó”?

Algunos discursos a veces están salpicados de frases que se “chispotean” e incluso forman polémica... si no que lo digan los de “Su Cosa Política”. Esas palabras que a diario nos vienen sin aviso y, también, aquellas que se nos escapan dicen mucho más de nosotros de lo que nos imaginamos. Y de esto especialmente quiero hablar hoy. Es algo en apariencia muy simple pero que me pareció bastante clarificante a la hora de entender nuestra cultura y la indiferencia a nuestra violencia.

Hace algunos días, el viernes de Semana Santa, escuché una entrevista de un personaje que ha cargado con varias de las secuelas de nuestra violencia contemporánea. Siendo él campesino tuvo que entrar a la guerrilla por obligación. Comprendió así, como indígena, qué significaba ser “carne de cañón”. Hoy recuerda la muerte de un hijo que quiso desmovilizarse y que por eso mismo fue asesinado. Él ahora es un desmovilizado y, de veras, se sienten sus ganas de trabajar por la paz. Pues se le nota en sus palabras realmente sinceras.

Cuando escuchaba la entrevista con un amigo algo me sorprendió y le dije:
– ¿Si te das cuenta lo que está diciendo?
– ¿Qué exactamente?
– El hombre dijo “...pero realmente lo habían MUERTO ellos...” y lo dice en muchas partes. No dice “matar” sino que dice “morir”...
– Ah, sí. Me parecen muy chistosos, tienen una manera de hablar muy cómica.

Yo no sonreí, me sorprendí. Escuché nuevamente algunos apartes de la entrevista y volví a escuchar “los murieron”... Y entonces me pregunté: ¿Por qué no dice “realmente lo habían MATADO ellos”...?

La respuesta fue: Tal vez porque la palabra MATAR no encaja aún en su vocabulario. Tal vez su mente y su cultura no asimilen esa palabra y, todo lo que ella implica, en su vocabulario. Para él (así como para otros campesinos, indígenas, afros y demás personas venidas de culturas “tradicionales”) las palabras relacionadas con la muerte tal vez solo sean dos: “MORIR”, que es la causa natural del ciclo; y “CAZAR”, que no es una causa natural pero sí que se ejecuta como un acto natural de supervivencia.

Ahora, si comparamos estos dos términos “naturales” ninguno se acomoda muy bien al acto “civilizado” de asesinar, al matar porque sí, al matar porque se me dio la gana o por motivos propios de una violencia sin fundamento. Es una palabra que no entra en el idiolecto campesino y por ello “los mueren” y a nosotros nos parecen tan “chistosos”, porque para nosotros matar y asesinar ya se ha convertido en una palabra tan natural como las palabras “mamá”, “papá” y “tengo hambre”.

La Iglesia hace de “Siete palabras” todo un sermón de casi dos horas. Las interpretan porque cada una “tiene un mensaje importante para nuestro camino en la senda del Señor...”. Ese mismo día, el día del sermón, escuchaba a otro señor, a un campesino, desmovilizado, y creí en sus palabras pues no solo eran muy sentidas, de corazón, sino que también eran muy “naturales”, bajas de prejuicios y elucubraciones demagógicas. Pero claro, no son de gran importancia para la “gente de bien” de nuestra sociedad.

Ahora que recuerdo, tal vez sea más claro aquello de la “naturaleza” con que las palabras dicen de nuestra propia esencia al traer a la memoria a cierto Vecino de la Candelaria diciendo, muy enfáticamente, “...le voy a dar en la cara marica”. Eso para todos da clara muestra de nuestra querida sociedad de seguridad democrática. Donde sin saber el por qué “Mueren” a unos y otros... y hasta de manera “positiva”. Y, por supuesto, eso sí sale en las “cosas políticas”.
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Sábado 19 de Marzo de 2009.
Por la nochecita bogotana.
Pablo™
Frase-Estado de la Semana :

El Informe de la Fiscalía dice que el DAS estaba "chuzando " 600 líneas telefónicas... Queda claro que debemos confiar cada vez más en nuestras Instituciones. "¿Aló? ¿Mamá, segura que es usted...?"

(2009-04-16)

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