viernes, 9 de abril de 2010

¿Viendo Teatro? - 1a Parte


¿Viendo Teatro?
Primera Parte - Teatro Callejero

Hace dos años, recordaba yo hace un rato, escribí una nota algo decepcionante... no, digo, algo decepcionada... sobre el teatro callejero que había visto en el marco del Festival Iberoamericano, que era el único que el presupuesto permitía.

Este año siento que la cosa estuvo mejor pues francamente sentía que en los dos anteriores la calidad de los trabajos había desmejorado bastante. Algo es cierto y es que mi posición ha sido viciada por un par de trabajos de sala que pude ver. No es que haya habido más dinero en el bolsillo sino más amigos con pases de cortesía y una agradecida y favorable coincidencia de estas fechas con mi cumpleaños.


Teatro Callejero

El domingo pasado “madrugué” a las 11 de la mañana para ver una Función de EspañaÉxode sine Terra” que nunca se realizó. Los desparchados y perdidos asistentes que se... que nos... veíamos por ahí esgrimiendo la programación del Festival en la mano y la mirada perdida en la Plaza de Bolívar tuvimos que conformarnos con los 5 minutos que duró la casual salida de la Procesión de Domingo de Resurrección de la Catedral Primada.

Un tipo, viéndome programación en mano, me preguntó:

– ¿Y la función?
– Ni idea.
– Mierda, ayer pasó lo mismo.
– ¿Y aun así hoy vino otra vez? –increpó quien me acompañaba–.
– Sí, maldita esperanza y credulidad al arte y los “artistas” estos que lo dejan a uno plantado. Será conformarnos con el circo de resurrección –señalando a la comitiva eclesiástica que estaba a nuestro lado–.

Pero el circo no era tal. Apenas eran 20 pelados del Guardia con “tambores de hojalata”, tres curas y un monaguillo. El “espectáculo” murió 5 minutos después.

– ¿Y ahora?
– Pos será un tinto.

En ese tinto, con mi compañera de teatro de ese día, charlamos sobre las funciones vistas durante la semana y hubo diferencias sobre las que pudieron parecerle buenas a ella que a mí no y a la inversa. Sobre todo en lo referente al Teatro Callejero.

Macbeth

Esta función fue la parte extensa de la discusión. Esta obra, de Polonia, tenía una escenografía de grandes proporciones con un castillo metálico que se volvía pasarela, altar y otras más. El contexto usado fue el momento Nazi, con uniformes de Gestapo, motocicletas y semejantes.

A mí no me gustó del todo, la mayoría de las herramientas se volvían repetitivas y muchas de las escenas se limitaban al texto que, por ser en inglés, tocaba leer en una pantalla tan lejana que era casi ilegible. Al menos para gente con problemas de visión, o sea, casi todos.

Al principio la gente aplaudía, luego dejó de hacerlo. Podré parecer prejuicioso pero solo habría dos opciones, dejó de hacerlo ya porque la gente estaba muy concentrada... o ya porque no entendía nada. Hacia el final hubo una explosión, con voladores y tales, y ahí la gente volvió a aplaudir. ¡Cuan acostumbrados estamos al circo y al pan...!

Pi-Leau

Un trabajo de Holanda, una cosa sencilla pero bonita. Cuenta como un pescador se enamora de las sirenas y luego llegan los sirenos y le dan de baja. ¿O lo sumergen? Algo así. Lo sé, nunca ganaré mucho dinero haciendo reseñas tan poco ortodoxas. Pero ño que realmente quiero es sencillamente seguir con la crítica a la obra anterior.

Pi-Leau es una obra para la cual no se requiere conocer el idioma de los actores ni el contexto específico de la obra. Utilizan algunas herramientas técnicas y demás artificios de luces, zancos, música, vestuario, etc... que no saturan ni se tornan repetitivos. En cambio en Macbeth...

Mi primer problema con Macbeth fue por ignorancia. Sabía que era una obra de Shakespeare pero al llegar al parque me pregunté: “¿Quién es Macbeth?”. Y lo busqué en mi cerebro. Pasé por el Príncipe de Dinamarca, el negrito bembón de Otelo, don Ricardo sin caballo, y hasta me topé con la mamá de las hadas y la bronca de las familias italianas. Joder, ¡en mi cerebro no había ningún dato de Macbeth...! Busqué incluso en el referente cultural más común de cualquier persona menor de 40 años, “Los Simpsons”, y aun así no hallé a Macbeth.

[Nota Mental: Se me ocurre un título bien original para un Documental "En busca de Macbeth I"]

Por supuesto que no la entendí. Había que conocer la Tragedia en cuestión para poder entender la adaptación. Muchas de las escenas se limitaban al texto y la traducción yo no la podía leer, no por miopía, sino porque una cantante operática se interponía entre la pantalla y yo. Yo no entendí pero la gente aplaudió, al final y también cuando sonaron los voladores...

Humanum fatum

De Portugal. Muy muy bonita. Un trabajo limpísimo estéticamente y bien contado. De las cosas que venía criticando del Teatro de Calle de los últimos festivales había sido precisamente que la mayoría se dedicaba a hacer un “espectáculo” y poco de esos trabajos me daba TEATRO o me contaba una historia.

Mi crítica se venía ciñendo a eso, a que la gente del común veía un espectáculo pirotécnico con tambores y decía: “¡Vi teatro...!”. Lo cual me lleva a la pregunta ¿Qué es un buen Teatro de Calle? O aun más, ¿qué es Teatro de Calle?


¿Espectáculo de Espacio Abierto o Teatro Callejero?

Hay ahí cuatro nociones: Espectáculo, Teatro, Espacios Abiertos y de Calle (incluyendo la noción peyorativa de “callejero”). Cada quien le dará el tinte que guste a cada noción.

Personalmente he pensado que los trabajos que suelen hacerse para espacios abiertos y calle suelen limitarse a “espectáculos” vistosos llenos de artificios “sorprendentes”. Muchas de las veces se presentan trabajos que no pasan de lo visual y lo rimbombante, incluso de carácter carnavalesco. No estoy en contra del carnaval pero el carnaval no siempre, o casi nunca, es teatro.

Cuando uno ve trabajos de acrobacia ve trabajos de acrobacia, de música... de música. Pero el sinsabor suele quedarme porque espero ver teatro y la gente se va pensando que ha visto teatro.

Otro lío que tengo es cuando los trabajos no “cuentan” nada y se quedan en el mero artificio, claro, ese es un prejuicio muy personal. Hay trabajos que su fin último es la técnica, pero insisto es mi prejuiciosa visión.

Ahora, respecto al teatro de calle mi mayor expectativa está en el lenguaje con el que se llega al público. Cuando vi Humanum fatum eso fue lo que me enamoró, bueno la mona del grupo también, pero lo principal era que el mensaje era claro para el público, sin importar el idioma o la nacionalidad. Me sentí viendo “Tiempos modernos”, “La Guerra del Fuego” o “The Wall”. No se necesita saber inglés, neardenthaliano o bosquimano, se entendía.

La gente suele aplaudir porque el artista lanza tres bolas al aire y las vuelve a coger, porque salta el lazo en monociclo o porque alguien logra un grito en un solo golpe de diafragma de 64 segundos. Claro, eso merece un aplauso. Yo jamás podría lanzar tres bolas al aire montado en un monociclo y volver a agarrarlas con el diafragma en 64 segundos. Se requiere mucha técnica para eso, pero el solo acto no es teatro.

En Humanum fatum la gente comenzó a aplaudir cada 5 minutos ante cualquier cosa, como estamos acostumbrados, pero cuando se dio cuenta que les estaban contando una historia, escuchó, leyó y recibió. Los aplausos volvieron al final de la obra, cuando todo fue contado.

Me he venido repitiendo, como eco, respecto al lenguaje, el idioma y el texto. Y tal vez termine contradiciéndome porque ahora vienen a la memoria algunos trabajos colombianos como, por ejemplo, las adaptaciones que ha hecho Misael Torres a textos macondianos con su grupo de Teatro. En ellos el texto es importante, casi protagonista.

Sí, el teatro de espacio abierto no tiene prohibido el texto. Entonces el problema que me aqueja vendría siendo terriblemente prejuicioso, no respecto a la calidad o el lenguaje de los trabajos, sino a la escogencia de los trabajos respecto a ciertos públicos y al cuidado que pudiera o debiera tener una adaptación para no caer en la subjetividad.

Claro, el arte no siempre debe explicarse solo. “Dar mascado” podría ser hasta ofensivo. En el año 98 presentamos un trabajo con Teatro Alazar y cuando Carolina iba a “explicar” lo que habíamos presentado, en cuanto a lo relacionado al proceso de creación, una chica del público le interpeló diciendo: “No es necesario que nos explique, no somos brutos”.

No hay que creer ignorante al público, eso es obvio, pero en muchos casos enredamos tanto las vainas asumiendo que eso es "arte"...

Maldita sea, tal vez soy demasiado paternalista y me gusta que la gente entienda con mayor facilidad de la que debiera. No sé si con el tiempo terminaría escogiendo trabajos más claros o menos ambiguos a otros que sí lo son. No lo sé.

Tal vez me he vuelto "chocho", tal vez los años me estén volviendo más godo o más tonto o torpe... Qué sé yo. Solo sé que la mayoría de lo que vi de calle me gustó, mejoró muchísimo respecto a lo visto en los dos anteriores festivales. Aunque, eso sí, tal vez por la edad o la senectud, frente a Macbeth me sentí algo lelo o idiota. Lo cual no es raro pues termino siempre con más dudas que respuestas.

Pero no es más por hoy, ya vendrá la segunda parte... Y si esta nota no es lo suficientemente idónea... lo siento, es mi primer día haciendo de a-crítico teatral.
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Viernes 9 de Abril de 2010
...por la nochecita.

Pablo™

2 comentarios:

mcjoreder dijo...

Soy Biel Jordà, Director de RES DE RES, del espectáculo SINE TERRA. Des de la organización las funciones a última hora se decidieron realizar todas en el parqueadero del Mundo Aventura. Lo inesplicable es que nadie de la organización estuviese en la plaza Simon Bolivar para explicarlo.

no dijo...

Lástima no haber podido ver el trabajo de ustedes.

Vi en Sala "2666" y quedé encantado...

Gracias por la aclaración. :D