sábado, 26 de diciembre de 2009

De Navidad, sueños y propósitos de nuevo año

Yo Grinch
De Navidad, sueños y propósitos de nuevo año
Casi olvido hacer mi Nota Grinch del año

Es notorio el juego de significados que nos traen estas fechas de fin de año. Para mí significa recordar cosas pendientes... como pedir citas médicas... arreglar cuentas irresueltas de deudas, deudores y adeudados... cobrar tintos y cervezas aplazados... y tratar de recordar qué propósitos se dilataron durante el resto del año.

Es una época en la que todos decimos: “Joder, pero este año no duró ni m...” y comenzamos a apurarnos para saldar cuentas antes que acabe el año, o sea, “apúrele pa’que el nuevo año nos coja confesados”.

Vienen también las cábalas de lo que se avecina y preguntamos a analistas políticos, y otros esotéricos, cosas como el horóscopo de nuestro querido Presidente, que si nos va a ir bien en el fútbol, que si tendremos Transmilenios rosados para niñas y, posteriormente, para homosexuales y para negros y para judíos (como si separarnos fuera mejor que educarnos), que si las nuevas elecciones se definirán por el que tenga más contactos en Facebook o menos Grupos en que nos quieran matar, que si nos ganaremos la lotería sin comprarla o nos incluirán en otro micoingresoseguro.

Todo eso comienza a removernos el coco mezclando preocupaciones, creencias, anhelos y esperanzas. La verdad yo nunca he sido muy creyente en lo esotérico ni en lo religioso. Solo me leo la mano cuando anoto en ella un número telefónico o una dirección.

Recuerdo que en mi biblioteca de infancia había libros de casi todo pero nada relacionado con lo espiritual, el esoterismo, la superación personal o semejantes. Tal vez porque la primera vez que mi padre compró, inocentemente, un libro acerca de la interpretación de los sueños resultó ser un fiasco. Su autor era Sigmund Freud, y fue otro de los tantos libros que solo fueron leídos hasta la tercera página.

Tal vez por eso soy muy poco creyente en muchas cosas y le pongo tanto “pero” a las verdades doctrinales y absolutas. Por ejemplo, todo el meollo de lo que implica la palabra Navidad no me gusta de a mucho y, precisamente ayer, me daba cuenta que había olvidado hacer mi “Grinch Note” del año y por ello hoy la hago presente.




La Navidad

Ayer 25 se estarían cerrando las fiestas Saturnalia, claro está, hace un par siglitos atrás, antes del cristianismo, pero en la actualidad ayer era el día siguiente a la noche de Navidad... ¿o Natividad...?

La palabra Natividad me gusta más, porque me lleva a la palabra Natilla, ella a la palabra buñuelos, envueltos, tamal, ajiaco, pollo, pavo, jamón... y otras cuantas palabras que ayer me hicieron decir por primera vez en el segundo semestre del año: “No más, gracias, ¡estoy lleno!”.

Saturno devorando a un hijo - Goya
Algunos dirán: “¿Si ve?, la navidad trae ese tipo de cosas buenas”. Y no. Realmente ese tipo de festejos hacían parte de las “Fiestas Saturnales”, celebración romana en honor a Saturno que se festejaba entre el 19 y el 25 de diciembre. En ellas los esclavos tenían ciertas libertades y se encendían antorchas y se entregaban regalos como luego lo adoptaría la Iglesia Cristiana para la “natividad”.

Es curioso todo este ambiente benévolo y familiar porque al pensar en Saturno de inmediato me llega la imagen del cuadro de Goya, ese de Saturno comiéndose a uno de sus hijos. Pero así eran los “Dioses paganos”, todos “chocolocos”. El caso es que las saturnales representaban un nuevo sol, un nuevo año y el final del invierno y eso había que celebrarlo. Lo cual me hace recordar que Jesús debió nacer en verano, pues de lo contrario no hubiera habido pastores ni ovejas deambulando por ahí a la intemperie.

Pero, volvámonos católicos para lo siguiente...



Navidad y Semana Santa

En estos días un cumpleañero de esta temporada se quejaba por su solitaria celebración de cumpleaños. “Claro, todos están viajando”, le dije. Y entonces recordé una retahíla de quejas que suelo decir en Semana Santa puesto que cada dos años mi cumpleaños cae en esa “Semana de Pasión”.

Yo suelo decir que para los que nacimos en Marzo-Abril nuestra celebración de cumpleaños se torna ambigua por el evidente viaje de los amigos y las restricciones que nos presentaban los mayores por ser “Semana Santa”.

Pero el asunto es que esas cosas del “volverse pescado” o el “quedarse pegado” no eran más que mitos que nos obligaban a portarnos como robots en esa temporada, por cosa de la religión. Y digo “mito” por una razón: nunca me volví pescado, y, lo "otro", no es que me conste pero si hacemos cuentas lo podremos visualizar.

Nueve (9) meses después de Semana Santa... ¿qué fecha es...? Sí, ¡Navidad...! O sea que todos aquellos que nacen en Navidad y cercanías al año nuevo tienen una alta probabilidad de que sus queridos papacitos los hayan “cimentado” en Semana Santa. O sea, sus padres pecaron y ¡sus mercedes son los castigados...! Y en mi lista de contactos son algo más de 50, incluida “Cierta Chica”.

Así, la Semana Santa es una razón más para no querer la Navidad. Y a propósito de Semana Santa...



Sueños, propósitos y metas del nuevo año

Este monólogo no podrá ser biólogo¹ o triólogo porque estoy hablando solo frente al portátil. Y por ello termino dando vueltas, algo desordenadas, en mi auto-conversación, a propósito de semana santa...

Alguna vez una amiga me llamó un Jueves Santo a las 9 de la madrugada.

– ¿Qué hace despierta a esta hora? –le pregunté–.
– Estamos en la finca y por eso nos acostamos temprano y, por lo mismo, nos levantamos temprano.
– Ajá...! Pero ¿y por qué carajos me llama a esta hora?
– Quería preguntarle si está bien.
– Pues hasta hace un minuto sí, BIEN dormido. ¿Por qué?

Ella es medio esotérica, por decirlo de alguna manera, y me dijo:

– Es que anoche estuvimos “intercambiando energías” y esas cosas pasan cuando alguien está triste o pasando por un mal momento.
– Aaaahhh...! Esteee... Sumercé... ¿Y qué significa “intercambiando energías”? ¿Estamos hablando de una “Genkidama” de Dragonball o qué...?
– No pendejo. Lo que estoy diciendo es que anoche, en sueños, estuvimos “haciendo cosas” toda la noche...!
– No jodás... ¿Sí se pilla...? Y yo que nunca puedo recordar lo que sueño...!!
– Y entonces, por supuesto, me levanté preocupada por usted.
– No pues, ¡qué chimba! Hubiera dicho que me levanté “pensando en ti”, pero ¡apenas preocupada...! ¿Qué...? ¿Luego tan mal me fue...?
– Qué tal el pendejo este, no sea iluso que eso no se lo voy a contar. Pero, en serio, ¿está bien?

La conversación no fue más allá pero quedó incluida como una anécdota más en el álbum de mis extrañas situaciones cotidianas... hasta que en estos días... recibí un mensaje de otra amiga que decía:

La Siesta - Picasso
“Anoche, anoche soñé contigo / soñé una cosa bonita / qué cosa maravillosa / ay cosita linda mamá...”.

Y, en términos métricos y musicales, sucedió lo mismo que en Semana Santa, que una chica soñaba conmigo y yo no recordaba nada.

Al día siguiente, chateando con una amiga del extranjero, me dijo “Vamos tío, que ayer me he soña'o contigo...”. Al otro día “peleé” en sueños con una ex-novia, y así, en el transcurso de un par de días, cinco mujeres soñaron conmigo... ¡sin que yo me acordase de nada!

Lo primero que pensé fue: “Wow, mujeres con deseos reprimidos...”. Pero entonces mi propio "Grinch interno" me dijo:

– No, lo que están es desechando viejas pesadillas para que vengan los nuevos sueños del año por venir...! –y luego completó diciendo– ...o si no, como dijo la del primer sueño, esas cosas pasan cuando una persona no está bien, y entonces vos debes estar en una depresión la hijuep...!”.

¡Grinch de la popó...!

El Sueño - Picasso
Sé que la Navidad no me gusta de a mucho pero tampoco como para que llegue a deprimirme. Por el contrario, en esta fecha como en abundancia y para mí no puede haber mayor placer que el alimentarme, es que ni siquiera el “hacer cosas” me llena tanto.

Ahora bien... se acaba el Año Viejo y con él los sueños, metas y propósitos del Año Nuevo comienzan a apiñarse² en el lobby de nuestro pensamiento. La cosa es que yo no recuerdo lo que sueño, y por ello a veces siento que el futuro no cambiará mucho. ¿Acaso pierdo las esperanzas? ¡Por eso creo en la reelección! ¡Porque se me olvidan mis sueños...!

No sé qué soñará cada quien para el próximo año. No sé si habrá un tercer canal, si habrá Transmilenio rosa, o si subirá el salario mínimo. Tampoco sé si las universidades públicas serán dependencias del SENA, o si Uribe acepte que Arias es un hermano ilegítimo de Tom y Jerry.

Solo sé que los sueños no me dicen nada, que no existe el futuro, solo el presente. Y que de lo que hagamos en él, ahora, solo depende. Yo no recuerdo mis sueños y por ello no los puedo interpretar. Los sueños solo eso son, sueños. Y aunque ellas me sueñen, por más que lo intento, no las puedo recordar...!

¡Malditas taras oníricas, y maldito Freud y su libro disfuncional...!

Feliz Año y Felices Sueños...!
Un abrazo, y ciao pues.
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Sábado 26 de Diciembre de 2009
por la madrugadita.

@PabloTorresM
• Pies de Página:
¹ Biólogo: Alusión a Les Luthiers.
² Apiñarse: Nótese el juego de palabras piña-pino-navidad... :-)

1 comentario:

Alevarus dijo...

También me había gustado en otra vida (cómo cambian las cosas en tan pocos años), sólo espero que este hecho inusitado de la copia no cumpla con la máxima de Pablo Picasso "El éxito es peligroso. Uno empieza a copiarse a sí mismo, y copiarse a sí mismo es peor que copiar a los demás. Esto conduce a la esterilidad." De todas formitas, Feliz Año Nuevo...