domingo, 23 de diciembre de 2007

De saludo navideño y algo sobre Víctor Gaviria..!

Hay días en que uno quisiera devolverle a la vida las cachetadas recibidas pero pailas... La vida es del mismo material del que es Dios, y como la canción de Vives: “Ella es como el aire, necesaria pa’respirar pero se te escapa cuando tu la abrazas...”. Así que por más duro que intentes golpear a la vida es un golpe perdido. Lo único que lograrías, a lo sumo, sería un desgarré en el hombro o la pierna dependiendo del golpe lanzado a la nada...!

Es Navidad y, como ha sucedido en los cierres de año del último quinquenio, he estado impregnado de soledad y desánimo. Sin embargo la vida nos obliga a pasar por alto estas sensaciones para no sucumbir.

La vida, dentro de sus rarezas, a veces te hace girar el rostro a lugares que nunca imaginaste y a otros que habías olvidado. En estos días, o en este año, se cerraban algunos ciclos en mi vida. Décadas, para ser más exacto. Vi en retrospectiva como decenas de rostros pasaban por el recuerdo. Y algunas cosas que incluso eran ya de la infancia y olvidadas volvieron a la memoria. Me sentí cansado, anciano sin haber vivido. Pero estuve en un trabajo temporal que me dio para pensar un poco más por estos días y recordar otras de mi infancia olvidada. Estuve trabajando en una Fundación con pelados menores de edad, la mayoría de calle, en condiciones extremamente particulares (Violencia y prostitución infantil). Esto me hizo pensar en todas las relaciones con la infancia, la familia, la violencia (física, sicológica y sexual) y por supuesto la pedagogía.

Sobre sus historias, por ética, no debo hablar. Sólo puedo decir que los problemas que cada uno de nosotros hemos sufrido no se comparan con lo que han tenido que vivir algunos de estos chicos y chicas. La mayoría de nosotros ha tenido para mal o para bien una familia con la cual dirimir más fácilmente la complejidad de la vida. Pero para buena parte de estos muchachos ese ha sido su principal obstáculo para vivir.

Escuchando sus historias y conociéndoles un poco más vienen a mi memoria las películas de Víctor Gaviria y me doy cuenta que son algo flojas. Incluso recuerdo una conversación con una “sobrina” adoptiva (Trabajadora Social) acerca del distanciamiento que suele tomar el “antropólogo” respecto a su “objeto de estudio”. La conversación con ella giró en torno a la “piedra filosofal” del humanista: la objetividad en el análisis humanista procurando dejar atrás los prejuicios y subjetividades. ¿Qué da esto como resultado? Muchas de las veces informes planos y carentes de espíritu social real. Así mismo podría leer yo ahora las películas de Víctor Gaviria. ¿Qué han mostrado éstas? Una ciudad cruda, una realidad oculta a nuestros ojos y a nuestra propia “realidad”. Sin embargo en el lenguaje de Gaviria se sigue presentando tan ajena que no pasa de ser una ojeada voyerista. Él y nosotros mismos viendo el exotismo desde la seguridad y tranquilidad de nuestra ventana.

Sería yo grosero si afirmara que Gaviria no haya querido ayudar, de algún modo, en el proceso de vida de los protagonistas de sus historias, sobre todo las hechas con actores naturales de calle, pero a lo sumo lo que logra es hacer sentir espontáneamente en el “cinevidente” una sensación de extrañamiento y lástima y ya.

Si se comparan con algunos trabajos similares hechos fuera (no sé, talvez “Ciudad de Dios”) o algunas películas asiáticas y europeas (claro, la experiencia productora del exterior es mucho mayor y su lenguaje es más estructurado y veterano) se siente la necesidad de añadirle un “algo”. Incluso la cosa es más clara si se compara con los trabajos tipo crónica. Un ejemplo son los programas de los canales regionales y (con algo de escepticismo) hasta los trabajos del zootecnista boyaco (Pirry). Aunque ahora escribo con otra intención y no discutiré al respecto. No soy capaz de clarificarlo realmente en este momento. Lo único que puedo decir es que la manera de ver a los “de abajo” cambia cada vez que re-conozco el mundo con los ojos de cada uno de ellos. Y cada vez que eso pasa me doy cuenta que mi vida y la de la mayoría de nosotros ha sido sumamente afortunada. Aunque no sigo trabajando con ellos sé que hago resultará de esta experiencia. Lúdico o escrito eso no lo sé.

Como ha sido común en estos años la Navidad me aburre. Aunque aun así suelo ir a saludar a la “familia”, porque finalmente eso simboliza esta época. Los amigos y compas son la familia amplia y en casos la más cercana. Yo tengo bastantes y por ello me gusta compartir babosadas como las que escribo ahora con sus mercedes. Es impresionante ver cuántas personas llegan a uno en un año o en un decenio y lo importantes que pueden llegar a ser muchas de ellas. La amistad se vuelve importante cuando la familia falta. Por eso precisamente pasaré a saludar a los pelados de la fundación el lunes. Porque su familia se nutre más de los amigos que de la casa que muchos no tienen.

Navidad. Aunque me aburre tiene su encanto. Es una mezcla de tradiciones de aquí y de allá. La natividad para mí es un simbolismo de nuevo año y ya. El árbol precisamente proviene, creo, de una visión muy de los Druidas de una nueva raíz con la naturaleza para empezar el año. Es paradójico que los “gringos” los talen en cambio de sembrarlos. Lo de los regalos es netamente comercial, sobretodo el cambio de “San Nicolás” por el Papa Noel de Coca-Cola. Lo de los Reyes tiene mucho más sentido. Pero finalmente lo esencial de la época es el reencontrar, reconocer y recordar a la familia. El cerrar el ciclo, el mirar atrás, el ahora y el ahorita más tarde.

He estado bastante lejos últimamente y por eso recuerdo esto ahora. La visita a los abuelos es imprescindible sobretodo cuando los años comienzan a caer sobre todos nosotros. Hace varias semanas, entre algunas cervezas en “Mantram” con los compas de colegio, nos remitimos a la década de los 90, por la época en que nos conocimos en el “Nicolás” y aún éramos impúberes...! Hoy día ya hay dos hijos, algunas canas, frentes MUY pronunciadas y un par de panzas (para mí no muy sexys) aunque apenas nacientes (por supuesto, lo de la panza, aun no en mí).

El tiempo pasa. La gente también. Nuestra infancia es algo diferente a la de los “chinches” de ahora. Nuestra perspectiva cambia cada día y en estás fechas de revisión y encuentro sé que todo lo que sucede alrededor nuestro lleva su mensaje y su razón. Y todos los que nos han rodeado para mal o para bien han sido importantes.

Sus mercedes... Gócencela y coman bien. No piensen en los regalos. Talvez en el árbol. En el tiempo y en la semilla de la cual surgió cada árbol. Sonrían... y coman ya sea por Navidad, Año Nuevo o Hanukkah.


Pablo T.

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